Es Viernes, hacía las dos y media. A Sandra el juez le acaba de dictaminar el divorcio, y a castigado a su marido a una condena aún pendiente de revisión, por el continuo maltratato al que la ha tenido condenada tantos años. Sin hijos, Sandra está hoy más libre que nunca, pero tambien más sola. Me llama sin contarme nada, y cuando me acerco a su casa me invita a una copa. Yo la noto que exhala felicidad, pero que sin embargo la veo los ojos cristalinos, señal de que a llorado. Cuando me aproximo a ella y la abrazo para preguntarla que tal está me cuenta el motivo de sus lagrimas. Por fín soy libre, termina diciendome. Yo le digo, pero eso, hay que celebrarlo como dios manda, no? "si, asi es", me dice ella, pero ya no me quedan amigas de cuando era soltera. Entonces iremos a celebrarlo tu y yo Sandra. La cojo del brazo y me la llevo al taxi. Vamos a cenar en una marisqueria, muy buena comida, y un ambiente muy distendido. Ella me saca unos quince años, pero esta noche no importa, porque está noche es de ella. Terminamos de cenar todo lo que hemos querido, y el dueño del local, que es amigo mio, ni siquiera nos trae la cuenta. Vamos a un local de copas, bailamos, reimos, disfrutamos. La veo coqueta bailar y reir con otra gente. Me gusta, está disfrutando de su celebración. A veces viene a mi como preguntandome que hacemos, a lo que yo le digo, este es tu dia, aqui solo soy tu amigo que te acompaño en la felicidad. En varias ocasiones se me echa a llorar y me besa. Son besos profundos, que desprenden tanta pasion como afecto y agradecimiento. Regresamos a su casa a las cinco de la mañana. Cansada, agotada de tanto bailar, mientras se cambia yo la preparo la bañera. Entra en el baño y se desnuda ante mi, presta a introducirse en la bañera. "Nunca me habian preparado un baño" me dijo, "gracias", y yo la note que me lo agradecia desde su corazon. La bañera no es muy grande, asique en lugar de introducirme yo tambien, me quedo a un lado y me despojo de casi toda mi vestimenta. Cojo una esponja y la voy frotando por su cuerpo, suavemente. El agua está caliente, y Sandra con los ojos cerrados disfruta ya de su bien ganado masaje. Mis manos pasan sobre sus hombros, sobre su pecho, suavemente, haciendo pequeños circulos, ahora descienden bajo el agua. Separo suavemente sus muslos y mientras la suave esponja natural desciende sobre su sexo uno de mis dedos se separa del resto para entreabrir su sexo. "Si, mi vida, asi suave" me dice, y yo no puedo por menos que tener cuidado de esa joya que esta entre mis manos, y que un dia alguien quiso romper. La rozo con cuidado en un par de ocasiones más, y termino de despojarme de la ropa. Mi sexo ya empezaba a estar erecto, asique ante la molestia de mi ropa interior decidi que era mejor deshacerse de ella. Sandra me ve y se rie. Me gusta que se ria, porque es una risa sana, de felicidad. Me meto en la bañera con ella y me tumbo encima suyo, sin dejar caer todo mi peso, solo quiero que me sienta, y acercarme a besarla con dulzura. Nos besamos, al principio suavemente, despues mas avidos. Sus piernas se entrecruzan detras de las mias, y sus manos se pasean atrevidas por mi espalda, por mi pecho en incluso por mi culo y mi sexo. La gusta masturbarme mientras yo la beso por su humedo cuerpo. Como la bañera es muy pequeña decidimos levantarnos, pero no será por separado. La cojo de la espalda, bajo sus brazos y la elevo sobre mi contra la pared de la bañera. Juntando nuestros cuerpos, sintiendonos, nos besamos. Agarro el cable de la ducha y comienzo a despojarnos de jabon, para entrever mejor su cuerpo. Unos pezones duros ya de excitación, y un cuerpo que se va descubriendo a mi a medida que baja la espuma. Sus piernas descienden y se posan en el suelo. Sus manos se aferran a mi culo, mientras el telefono de la ducha gira sobre ella. Lo poso sobre su sexo, lanzando un chorro medianamente fuerte. La gusta, asique decido acompañar al chorro de mi boca. El vello descuidado de su sexo totalmente mojado ahora me obliga a ayudarme de un dedo para separarlo de mi lengua. Mientras mi boca la come con avidez el chorro de ducha la golpea en su sexo suavemente. Permanezco comiendo su sexo durante al menos un cuarto de hora. Su primer orgasmo, a los cinco minutos apenas fue audible, aunque ella me agarraba y me goilpeaba en la espalda dando grititos y gimiendo. Su segundo orgasmo mientras yo la comia fue más audible, fue como si se estuviera deshaciendo. Segui besando su sexo mientras se recuperaba de este segundo orgasmo y la preparaba para el tercero. Si algo he descubierto de las mujeres, es que a medida que van llegando los orgasmos aumenta su sensibilidad, aunque no es tan simple ni sencillo, puesto que en el momento de llegar hay que actuar con muchisima mas suavidad que al principio y volver a provocar ese cúmulo de deseo que la enciende para el siguiente. Sigo besandola por muslos y sexo, y de vez en cuando subo a besarla en la boca para que sepa que todo esto es por ella. La noto encendida de nuevo, prueba de ello es que ya no mantiene semicerradas sus piernas, sino que las abre completamente, y me dice "metemela, quiero sentirte dentro". Me incorporo, me acerco a ella, y besandola en la boca y despues por el cuello, aferro mi sexo con una mano y lo dirijo hacia ella, que ya tiene preparada su propia mano para dirigirlo. Noto cada milimetro de ella que se abre al paso de mi miembro. De la humedad del agua exterior, paso a una humedad calida, sintiendo dos labios que se abren abrazandome. Sandra gime y me muerde suavemente. Me clava sus uñas y apretuja mi espalda. Apenas penetrada, vuelvo a salir para que se vaya relajando suavemente. Su sexo esta tremendamente sensible, y eso hay que cuidarlo. Con un ritmo lento, acompasado vuelvo a ella, con suavidad, con lentitud. Cuando he llegado al mismo punto que antes noto que su sexo se entrecierra un poco mas, asique penetro muy suavemente. Asi hasta que ambos nos completamos el uno al otro. Aumentamos el ritmo mirandonos fijamente a los ojos. Los suyos me decian gracias, te deseo, y me gusta. Los mios no se lo que decían, pero yo tambien le estaba dando las gracias a ella. Gracias por permitirme conocerte como mujer, gracias por recuperarte, y te deseo, porque la deseaba con todas mis fuerzas. Se noto, porque follamos salvajemente al final, gritando y gimiendo los dos a cada empellon. Recuerdo cada golpe de cara con el sonido de nuestro cuerpo contra la mampara, sus gemidos a cada movimiento, su vello en punta, su piel sensible a cada roce...
Estuvimos follando en la bañera durante hora y media, y tuvimos que repetirlo en la cama. Al final salí de su casa el domingo sobre las diez de la mañana, contento, sin dormir, pero eso si, duchado y limpio. Y contento de tener una nueva amiga, a la que por supuesto, ni he cobrado ni cobrare.